martes, 5 de marzo de 2024

Pizarnik/Akhmatova/ Ndèye Coumba

AlejandraPizarnik
                                 Alejandra Pizarnik



Pizarnik/Akhmatova/ Ndèye Coumba

1. A Pizarnik  hay que leerla (como a Rimbaud) dejándose arrastrar. sin obsesionarse por comprender.  ¿Que te sugieren las imágenes ("Iluminaciones" diría Rimbaud)
de Caminos del espejo?



 2. Anna Akhmatova
¿qué quiere decir con

                 "Todo lo que veo me sobrevivirá"?


¿Por qué es un verso tan citado?

En el poema ¿qué es ese todo? (Busca y enumera cosas)


3 Ndèye Coumba habla de África y la condición de la mujer africana. ¿En qué lo percibes? Opina sobre este poema.


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En Argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972) hija de inmigrantes judíos de la Rusia Imperial. Su obra es una de las propuestas más rupturistas y de mayor influencia en la poesía contemporánea, sobre todo en la escrita en lengua española por mujeres. La vida y la obra de esta autora puede definirse como una extraña tentación de traspasar los límites, siempre tanteando el milagro, aun a riesgo de asomarse a la locura. Amiga de Cortázar, exploró como él ese otro lado de la realidad en el que se instala lo fantástico. Pizarnik escribió libros poéticos de notoria sensibilidad e inquietud formal marcada por una insinuante imaginería. Sus temas giraban en torno a la soledad, la infancia, el dolor y, sobre todo, la muerte.





Caminos del espejo

I
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II
Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde
filoso de la noche.

III
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona
el viento en el umbral.

VI
Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

VII
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII
Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé.
Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.






Que me dejen con mi voz nueva, desconocida. No, no me dejen. Oscura y triste la infancia se ha ido, y la gracia, y la disipación de los dones. Ahora las maravillas emanan del nuevo centro (desdicha en el corazón de un poema a nadie destinado). Hablo con la voz que está detrás de la voz y con los mágicos sonidos del lenguaje de la endechadora. A unos ojos azules que daban sentido a mis sufrimientos en las noches de verano de la infancia. A mis palabras que avanzaban erguidas como el corcel del caballero de Bemberg. A la luz de una mirada que engalanaba mi vocabulario como a un espléndido palacio de papel. Me embriaga la luz. No nombro más que la luz. Quiero verla. Quiero ver en vez de nombrar. No sé dónde detenerme y morar. El lenguaje es vacuo y ningún objeto parece haber sido tocado por manos humanas. Ellos son todos y yo soy yo. Mundo despoblado, palabras reflejas que sólo solas se dicen. Ellas me están matando. Yo muero en poemas muertos que no fluyen como yo, que son de piedra como yo, ruedan y no ruedan, un zozobrar lingüístico, un inscribir a sangre y fuego lo que libremente se va y no volvería. Digo esto porque nunca mas sabré destinar a nadie mis poemas. Vida, mi vida, ¿qué has hecho de mi vida? Hemos consentido visiones y aceptado figuras presentidas según los temores y los deseos del momento, y me han dicho tanto sobre cómo vivir que la muerte planea sobre mí en este momento que busco la salida, busco la salida. Volver a mi viejo dolor inacabable, sin desenlace. Temía quedarme sin un imposible. Y lo hallé, claro que lo hallé. La aurora gris para mi dolor infuso, me llaman de la habitación más cercana y del otro lado de todo espejo. Llamadas apresurándome a cubrir los agujeros de la ausencia que se multiplican mientras la noche se ofrece en bloques de dispersa oscuridad. Luz extraña a todos nosotros, algo que no se ve sino que se oye, y no quisiera decir más porque todo en mí se dice con su sombra y cada yo y cada objeto con su doble.

La enamorada




esta lúgubre manía de vivir  esta recóndita humorada de vivir  te arrastra alejandra no lo niegues.  hoy te miraste en el espejo  y te fue triste estabas sola  la luz rugía el aire cantaba  pero tu amado no volvió  enviarás mensajes sonreirás  tremolarás tus manos así volverá  tu amado tan amado  oyes la demente sirena que lo robó  el barco con barbas de espuma  donde murieron las risas  recuerdas el último abrazo  oh nada de angustias  ríe en el pañuelo llora a carcajadas  pero cierra las puertas de tu rostro  para que no digan luego  que aquella mujer enamorada fuiste tú  te remuerden los días  te culpan las noches  te duele la vida tanto tanto  desesperada ¿adónde vas?  desesperada ¡nada más!

Anna-AkhmatovaAnna Akhmatova (1889-1966) Poeta rusa nacida en Odessa el 23 de junio de 1889. Hija de una noble familia de origen tártaro, estudió latín, historia y literatura en Kiev y en San Petersburgo. Lectora incansable, leía en sus lenguas originales a Baudelaire, Dante, Horacio y Shakespeare.
Durante muchos años fue silenciada por el régimen soviético. Sus poemas se prohibieron, fue acusada de traición y deportada. A su regreso a Leningrado, en 1944, produjo su obra más importante, “Requiem“, publicada apenas en 1963. En 1965 fue nombrada Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford.
El correr del tiempo“, su última obra, es un balance de su trayectoria de 1910 a 1965. Falleció en Moscú en 1966. Hoy se le considera la más grande mujer poeta en la historia de la literatura rusa.

Todo lo que veo me sobrevivirá
hasta los nidos de los estorninos,
y este aire migratorio que cruzó,
aire primaveral, la mar en vuelo.

La voz eternidad de allá nos llama,
del más allá con su invencible fuerza,
y por encima del cerezo en flor,
la luz lunar menguando se derrama.

Parece que blanquea sin estorbo,
a través de las verdes espesuras,
la senda que no digo adónde lleva...

Allí hay más claridad entre los troncos
y todo se asemeja a la arboleda
que circunda el estanque en Tsárkoie Seló.


aminata_sow_fall_senegal1Poeta senegalesa que escribió “Filles du soleil” (Hijas del sol), un homenaje a las mujeres en el que muestra su preocupación por la suerte de las mujeres del Senegal y de toda África. Murió en septiembre del 2001.



Mi corazón es ardiente, como abrasador mi sol.
Grande también mi corazón, como África mi gran corazón.
Habitada de un gran corazón, más no puedo amar…
Amar a la tierra, amar a sus hijos.
Ser mujer, más no poder crear;
Crear, no sólo procrear.
Y, mujer africana, luchar.
Todavía luchar, para erguirse antes.
Luchar para borrar la huella de la bota que aplasta.
Señor!…luchar
Contra las prohibiciones, prejuicios, su peso.
Y, sin embargo!…
Seguir siendo Mujer africana, pero ganar la otra.
Crear, no sólo procrear.
Asumir su destino en el destino del mundo

Poetas: Silvia Plath

Sylvia Plath es una de las escritoras que más ha contribuido a cambiar el modo
en que se piensa en la identidad de las mujeres, más allá de estereotipos y clichés. 


Biografía: Sylvia Plath nació el 27 de octubre de 1932, en Jamaica Plain, Massachusetts, hija de Aurelia y Otto Plath. En 1940 muere su padre a raíz de la amputación de una pierna como consecuencia de una diabetes. Sylvia al enterarse dice: "No volveré a dirigirle la palabra a Dios." En 1950 inicia sus estudios en Smith College con una beca. "¡Ahora soy una chica Smith!" Dos años más tarde publica en Mademoiselle. En 1953 es redactora invitada en Mademoiselle, en Nueva York y el 24 de agosto se intentó suicidar en su casa de Wellesley. Luego de esto asiste al curso de verano en Harvard. En 1955 se gradúa en Smith College y consigue distintos premios con sus poemas. En esta época entra a la Universidad de Cambridge, Inglaterra, con una beca Fulbright. En 1956 conoce al poeta Ted Hughes. Viaja a Alemania e Italia. Se casa con Ted Hughes el 16 de junio. Pasan una larga luna de miel en España. De 1956 a 1957 pasan su segundo año de estudios con la beca Fulbright, viviendo en Cambridge. En junio de 1957 viaja a los Estados Unidos con Ted Hughes. En estos años ejerce de profesora de literatura inglesa en Smith College. De 1958 a 1959 escribe y trabaja en un hospital de Boston "todos los días, de nueve a cinco, me siento en el escritorio... y escribo a máquina los sueños de otras personas". Se somete a un prolongado tratamiento psiquiátrico; asiste a la clase de poesía del laureado poeta Robert Lowell. En 1959 hace un viaje de placer por los Estados Unidos. Escribe poesía en Yaddo, Saratoga Springs, Nueva York. En diciembre se marcha a Inglaterra con su marido. El 1 de abril de 1960 nace su hija, Frieda Rebecca. En octubre de ese año escribe: "The Colossus." El 17 de enero de 1962 nace su hijo Nicholas Farrar. En mayo se edita en Estados Unidos de "The Colossus and other Poems". Ese mismo año se separa de Ted Hughes. En enero de 1963 se publica en Inglaterra "La campana de cristal" con el seudónimo de Victoria Lucas. El 11 de febrero se suicidó en Londres.


Significado de su poesía
 Sylvia Plath es una de las escritoras que más ha contribuido a cambiar el modo en que se piensa en la identidad de las mujeres, más allá de estereotipos y clichés. Se consideró a sí misma  "mujer  silenciada"de palabra tensa, incómoda, dolorosa de leer, alejada de toda certeza.
El mundo de Plath se nos muestra con toda la complejidad de un espíritu lleno de fuerza y de creatividad que oscila entre la búsqueda de afirmación y amor y el sentimiento de opresión, de pérdida y de rechazo. En su escritura encontramos la angustia de una escritora insegura de su poder de expresión, sin embargo, persistente en la necesidad vital de la literatura.

. "El no ser perfecta, me hiere", escribió Sylvia Plath en su Diario en 1957. Sylvia fue una morbosa amante de la perfección. Aquello o aquellos que perturbaron la anhelada armonía de ese paisaje que ella se había prometido en el gran escenario donde sería la estrella sin competencia posible, caerían presa de sus versos, diseccionados con fruición. Más, fue ella su presa perfecta. Sylvia comprobó en su condición humana, el mayor y más cruel impedimento para aquella correspondencia perfecta que quería plasmar entre la vida real y sus poemas. Y se volvió contra ella misma hasta finalmente destruirse. Cuando Sylvia Plath se suicidó con gas, en la madrugada del 11 de febrero de 1963, el hecho tuvo escasa prensa. Era casi una desconocida. Su único libro de poemas, The Colossus, había pasado inadvertido para gran parte de la crítica. 

Las cosas han cambiado desde entonces. La publicación de su obra iniciada con "Ariel" (1965) y que culminaría con "Collected Poems" (1981), estableció a Plath no sólo como una de las poeta más aclamadas de nuestro siglo, sino también como una superestrella cultural. Sus primeros poemas son eminentemente personales, intensos y delicados. 
Su primer libro, "El coloso" (1960), único libro de poemas que Sylvia publicó en vida, expone la meticulosidad de su estilo. Poesía controlada y seria, pero su obra posterior muestra la influencia sobre la autora de nuevas angustias y problemas que la conducen a una poesía de dolorosas confesiones. 

"Ariel" está considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que su poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja un ensimismamiento y una obsesión por la muerte creciente. Se dice que este libro contiene algunos de los poemas más hermosos del siglo XX norteamericano.
 "La campana de cristal" (1963), novela que se publicó en Londres en enero de 1963, un mes antes del suicidio de la escritora, apareció bajo el pseudónimo de Victoria Lucas, porque Sylvia – que ya había publicado con anterioridad algunas de sus poesías – no estaba convencida del valor literario de la novela y porque incluía mucho material autobiográfico. La novela es la crónica de un año en la vida de Esther Greenwood, el año de su depresión nerviosa y la terapia profesional siguiente, con ocasionales saltos en el tiempo hacia su época de estudiante, hasta la reintegración final de la protagonista en el mundo. 

Otros libros de Sylvia Plath son "Cruzando el agua" (1971), y "Árboles de invierno" (1972). Escritos en un lenguaje provocativo y violento, maneja símbolos bíblicos, del mundo animal, de la magia negra y de lo fantasmagórico.



Sugerencia de dos libros (aparte de los mencionados)
tres mujeres   trailer






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Soy vertical
Mejor querría ser horizontal.
No soy un árbol con raíces hondas
en tierra, sorbiendo minerales y amor materno,
refloreciendo así de marzo en marzo,
reluciente, ni orgullo de parterre
blanco de admirativos gritos, muy repintado,
y a punto, ignaro, de perder sus pétalos.
Comparado conmigo es inmortal
el árbol, y las flores más audaces:
querría la edad del uno, la temeridad de las otras.

Esta noche, en luz infinitésima
de estrellas, árboles y flores
han esparcido su frescura aulente.
Yo entre ellos me paseo, no me ven, cuando duermo
a veces pienso que me les hermano
más que nunca: mi mente descaece.
Resulta más normal, echada. El cielo
y yo trabamos conversación abierta, así seré
más útil cuando por fin me una con la tierra.
Árbol y flor me tocarán, veránme.







Papi










Espejo

Absyntrophy




Teen Suicide


Silvia Plath suicida

Silvia Plath

La campana de cristal (fragmento)

Tenía que estar pasándomelo en grande, tenía que estar ilusionada como las otras chicas, pero no conseguía reaccionar. Me sentía quieta y vacía como el ojo de un tornado, moviéndome sin ninguna fuerza.
(...)
También recuerdo a Buddy Willard diciendo, con una seguridad siniestra, que una vez que me casara me sentiría diferente, que no iba a querer seguir escribiendo poemas. Entonces pensé que quizá fuera verdad, que cuando uno se casaba y tenía hijos era como un lavado de cerebro, y que después una iba por el mundo sedada como un esclavo en un estado totalitario. 
"

COMENTARIO







Canción de amor de la joven loca

Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
Sin sentir galopa la negrura:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Imaginé que volverías como dijiste,
Pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente).

Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente). 
"

COMENTARIO










Morir
Morir
es un arte, como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien
Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.
COMENTARIO



Memorias de Africa Isak Dinesen




Ser como el arte | Albanta


https://www.youtube.com/watch?v=8hsBuMS2Se8



https://twitter.com/elvirasastre/status/300557233475969024?lang=es

https://twitter.com/turistaentupelo/status/434080652821299200?lang=es

https://twitter.com/diegoojeda85/status/619123569574940672?lang=es










Naturalmente, si se nace en el seno de una aristocrática familia danesa en 1885, si su sensibilidad la anima a estudiar literatura en Oxford y arte en Roma, París y Copenhague, si decide casarse con su primo el barón Bror Blixen-Finecke y si finalmente el barón y la baronesa deciden trasladar su residencia a las colonias británicas de África oriental (actualmente Kenia), en donde deciden dedicarse al cultivo y comercialización del café, resulta evidente que estamos hablando de alguien que se sale de la norma. 
Tal es el caso de Karen Blixen, nombre real de quien decidiría firmar sus obras literarias con distintos seudónimos, de los que el más popular fue sin duda el de
Isak Dinesen, nombre con el que publicó su primer libro, Siete cuentos góticos (1934), escrito en inglés y con el que consiguió fama mundial. Tres años más tarde, en 1937, publicaría Memorias de África, un conjunto de recuerdos de la larga etapa en Kenia y en el que con su sutil y elegante prosa, su impecable sentido del humor y su fascinación por la sencillez del estilo de vida que descubrió en África no puede evitar la melancolía que le produce abandonar un paisaje inolvidable en el que además conoció y vivió el gran amor de su vida con el oficial y cazador británico Denys Finch Hatton. 

Memorias de África, fue adaptada al cine por Sidney Pollack, (1985)consiguiendo también un gran éxito de taquilla, lo que estimuló de nuevo la popularidad de la escritora


“Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas y las noches frías
 “Todo lo que se veía estaba hecho para la grandeza y la libertad, y poseía una inigualable nobleza”.*

La principal característica del paisaje y de tu vida en él, era el aire. Al recordar una estancia en las tierras altas africanas te impresiona el sentimiento de haber vivido durante un tiempo en el aire. Lo habitual era que el cielo tuviera un color azul pálido o violeta, con una profusión de nubes poderosas, ingrávidas, siempre cambiantes, encumbradas y flotantes, pero también tenía un vigor azulado, y a corta distancia coloreaba con un azul intenso y fresco las cadenas de colinas y los bosques. A mediodía el aire estaba vivo sobre la tierra, como una llama; centelleaba, se ondulaba y brillaba como agua fluyendo, reflejaba y duplicaba todos los objetos, creando una gran Fata Morgana. Allí arriba respirabas a gusto y absorbías seguridad vital y ligereza de corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas: Estoy donde debo estar”.*


Nativos

. En cuanto a mí, desde mis primeras semanas en África sentí un intenso afecto por los nativos. Era un sentimiento muy fuerte que comprendía a todas las edades y los dos sexos. El descubrimiento de las razas de piel oscura fue una magnífica ampliación de mi mundo. Como una persona con una simpatía innata hacia los animales que crece en un medio donde no los hay y entra en contacto con ellos en su madurez; o como una persona a la que le gustan instintivamente los bosques y las selvas y entra en uno de ellos por primera vez en su vida cuando tiene veinte años; o como alguien con oído para la música que la oye por primera vez ya mayor, casos así pueden ser similares al mío. Una vez que hube conocido a los nativos acordé la rutina de mi vida cotidiana con la orquesta. Mi padre fue oficial de los Ejércitos danés y francés y cuando era un jovencísimo teniente en Düppel, escribió a casa: «Allí en Düppel fui oficial de una columna grande. Era un trabajo duro, pero espléndido. El amor a la guerra es una pasión como cualquier otra, amas a los soldados como amas a las mujeres jóvenes, hasta la locura; pero un amor no excluye al otro, como saben las chicas. El amor a las mujeres es para una cada vez, mientras que el amor a los soldados abarca al regimiento entero, que te gustaría que fuera lo mayor posible.» A mí me pasaba lo mismo con los nativos. No era fácil llegar a conocer a los nativos. Eran rápidos de oído y evanescentes; si los asustabas, en un segundo podían retirarse a su mundo, al igual que los animales salvajes desaparecen ante un brusco movimiento que tú hagas: simplemente ya no están ahí. Hasta que no conoces bien a un nativo es imposible conseguir una respuesta suya a derechas. Ante una pregunta directa de cuántas vacas tiene, te responde evasivamente: «Tantas como le dije ayer.» Va contra los sentimientos de los europeos ser respondidos de una manera semejante, como muy probablemente va contra los sentimientos de los nativos ser interrogados de esa forma. Si les presionábamos o acosábamos para que nos explicaran su comportamiento, esquivaban la respuesta cuanto podían y luego empleaban una grotesca fantasía humorística para conducimos a una pista falsa. Hasta los niños pequeños, en una situación de ese tipo, adquirían las cualidades de un veterano jugador de póker, que no se preocupa si sobrevaloras o infravaloras su jugada con tal de que no conozcas sus cartas verdaderas. Cuando realmente lográbamos entrar en la existencia de los nativos actuaban como hormigas cuando metes un palo en un hormiguero; reparaban el daño con una incansable energía, rápida y silenciosamente, como si borraran una acción vergonzosa. 



ENCONTRÓ EN LOS INDÍGENAS AFRICANOS LAS MISMAS VIRTUDES ARISTOCRÁTICAS A LAS QUE SIEMPRE TRATÓ DE MANTENERSE FIEL


"EL CORAZÓN SÓLO PUEDE SER INOCENTE Y LIBRE", ESCRIBIÓ, "CUANDO NO ESTÁ ARTIFICIALMENTE DIVIDO CONTRA SÍ MISMO; CUANDO CIELO Y TIERRA, CUERPO Y ESPÍRITU PUEDEN SER UNO". ES JUSTO ESTO LO QUE ENCUENTRA EN LOS INDÍGENAS AFRICANOS, LA SUPERACIÓN DE ESE DUALISMO EMPOBRECEDOR GRACIAS A SU SENTIDO DE LA IRONÍA. LOS NATIVOS VIVEN Y SE DIVIERTEN EN EL MUNDO, ESTÁN EN ÉL COMO PEZ EN EL AGUA Y ACEPTAN SU DESTINO DE UNA FORMA QUE LOS EUROPEOS, QUE TIENEN QUE JUSTIFICARSE ANTE SU CONCIENCIA, NO LO PUEDEN HACER. ESO ES LA IRONÍA, LA CAPACIDAD PARA TOLERAR LA CONTRADICCIÓN










NARRAR SIEMPRE FUE PARA ELLA "SER MIEMBRO DE UNA TRIBU ANTIGUA, OCIOSA, EXTRAVAGANTE E INÚTIL".













PERSONAJES DEL SIGLO XX | ISAK DINESEN | PERFILES

UNA GRANJA EN ÁFRICA















Isak Dinesen fue el seudónimo elegido por la baronesa Karen Blixen para firmar la mayoría de sus libros. En realidad, la baronesa fue muy amiga de esos cambios de identidad, y se hizo llamar de distintas formas a lo largo de su vida, como dando a entender que un solo nombre no podía abarcar toda la complejidad y riqueza de un ser humano. Isak significa el que reirá, y el hecho de que fuera un nombre de varón expresaba su deseo de tener la misma libertad que los hombres. Muchos años después, en un congreso feminista, habló del oficio de mujer como encanto, confesando que, si fuese hombre, jamás se enamoraría de una escritora, y, sin embargo, todo su empeño, en las tres últimas décadas de su vida, fue transformarse en una escritora al precio que fuera.











Encontró en los indígenas africanos las mismas virtudes aristocráticas a las que siempre trató de mantenerse fiel
"El corazón sólo puede ser inocente y libre cuando no está artificialmente dividido contra sí mismo"

Narrar siempre fue para ella "ser miembro de una tribu antigua, ociosa, extravagante e inútil". Tal vez por eso, sus contradicciones no sólo no la importaban lo más mínimo, sino que disfrutaba perversamente con ellas. Declaró que ser socialista no era más que cumplir con la propia responsabilidad con el prójimo, pero no ocultaba su aversión a la democracia, porque pensaba que era un sistema que fomentaba la mediocridad. Fue a África, formando parte de las primeras oleadas de colonos europeos, pero nadie comprendió como ella a los indígenas africanos, en los que vería encarnadas las mismas virtudes aristocráticas a las que siempre trató de mantenerse fiel. Amó sin límites a los animales, y escribiría alguna de las páginas más hermosas que se han escrito sobre ellos, pero fue una apasionada de la caza, y llegó a decirse que era capaz de disparar a una jirafa sólo por el placer de verla derrumbarse en el suelo.
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